Mal ejemplo de un CAMPEON.
La alegría de Marco Simoncelli, tras proclamarse campeón del Mundial de Motociclismo en la categoría de 250 cc, provocó que el piloto italiano se olvidara de su casco en la vuelta de honor.
Este 'paseíto' por el circuito de Sepang le va a costar al italiano 850 euros, ya que fue multado por deshacerse de la protección reglamentaria.
El corredor, conocido por su pelo a lo 'afro', cerró el trío de campeones de la temporada 2008 pero lo hizo esforzándose lo justo ante un español, Alvaro Bautista (Aprilia), que intentó retardar al máximo el objetivo de su rival con una gran victoria.
¿Cómo puede alguien dedicarse profesionalmente a pilotar un coche o una moto de carreras sin tener siquiera carné de conducir? Ése es uno de las grandes misterios del mundillo del deporte. Y, de momento, va a seguir siendo así. El caso es que no tener la tarjetita en cuestión no impidió en su día a Álex Crivillé proclamarse campeón del mundo de 125 c.c. Ni a otros ilustres como Loris Capirossi o Dani Pedrosa. Tampoco le había impedido a Marco Simoncelli liderar la clasificación del Mundial de 250 c.c.
Pero Marco no se conformaba con pilotar su Gilera por los circuitos del Mundial. El italiano quería disfrutar de su gran pasión también durante su tiempo libre. Montar a su chica y perderse juntos por los preciosos parajes montañosos de su Brescia natal, por ejemplo. Por eso se apuntó hace poco a una autoescuela. Como cualquier italiano de a pie se puso en manos de un profesor, pagó las tasas correspondientes, se presentó al examen y... lo aprobó. ¡Sólo faltaba!
Rienda suelta
Así que a los dos días de recibir el ansiado carné, Marco llegó a casa, se subió a esa BMW que tanto tiempo llevaba esperándole en el garaje y le dio rienda suelta a su gran pasión: la velocidad. Tal era la emoción que le embargaba que no debió darse cuenta de que la carretera de doble sentido por la que circulaba estaba dividida por dos pedazos de líneas continuas más anchas todavía que las gomas de su moto. Tampoco debió ver que unos pocos metros más adelante había un cruce. En definitiva, que aquello no era ni mucho menos el circuito de Mugello y que estaba prohibido adelantar.
Pero lo peor para él no fue eso, sino que tampoco vio que unos metros por detrás de él venía la policía. Su infundible cabellera le delató en cuanto se retiró el casco, pero los agentes no tuvieron ninguna piedad con él. Conclusión: que por una vez al italiano le tocó pagar su pifia. Y cara. Dos días después de sacarse el carné, Simoncelli tuvo que entregárselo nuevamente a la policía. Eso sí, no se resistió. Se limitó a dárselo y a llamar a un amigo para que le fuera a buscar. ¡¡¡Ahora tendrá que ir a la autoescuela y volver a empezar!!!
Un mal ejemplo de CAMPEON para chavales, futuros campeones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario